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lunes, 28 de noviembre de 2016

LA VIDA REAL NO ES DISNEY Y AQUÍ NO HAY PRÍNCIPES Y PRINCESAS, SÓLO HAY PERSONAS REALES QUE SE AMAN DE VERDAD.

Siempre he pensado que el amor llegaría de una forma fácil, que simplemente un buen día aparecería alguien especial y que entonces todo sería sencillo e iría rodado… Pero no, el amor no siempre es así.

El amor aparece cuando menos te lo esperas y donde menos te lo esperas. No siempre es un camino fácil, no siempre está todo claro desde el principio… La vida real no es Disney y aquí no hay príncipes azules y princesas de cuento.

Pero si algo he aprendido en todo este tiempo es que el AMOR, cuando aparece, hay que luchar por él, hay que apostar y arriesgar todo, porque si es amor de verdad, al final valdrá la pena.

Porque si ya es difícil querer a alguien y es difícil que te quiera alguien, que se produzcan las dos simultáneamente es un milagro de la naturaleza y eso no se puede desperdiciar por más obstáculos que haya que saltar.

Y es que cuando sabes que quieres pasar el resto de tus días con una persona, quieres que el resto de tu vida empiece ya.

Texto: Ariadna Giraldos
Modelos: @adria_r.a y @nhoazapi




jueves, 20 de octubre de 2016

Siempre hay tiempo ⏳ para unas cervezas 🍻 con amigos!!

Un profesor delante de sus alumnos en la clase de filosofía, sin decir ni una palabra, cogió un recipiente grande de vidrio y procedió a llenarlo con pelotas de golf.

Después preguntó a los estudiantes si el recipiente estaba lleno. Los estudiantes estuvieron de acuerdo en decir que sí.

El profesor tomó una caja llena de perdigones y los vació dentro del recipiente. Estos llenaron los espacios vacíos que quedaban entre las pelotas de golf. El profesor volvió a preguntar de nuevo a los estudiantes si el recipiente estaba lleno y ellos volvieron a contestar que sí.

Después el profesor tomó una caja con arena y la vació dentro del recipiente. Por supuesto que la arena llenó todos los espacios vacíos y el profesor volvió a preguntar de nuevo si el recipiente estaba lleno. En esta ocasión los estudiantes le respondieron con un sí unánime.

El profesor rápidamente añadió dos Latas de Cerveza al contenido del recipiente y efectivamente llenó todos los espacios vacíos entre la arena.

Los estudiantes reían. Cuando la risa se fue apagando, el profesor les dijo:

“Quiero que se fijen que este recipiente representa la vida. Las pelotas de golf son la cosas más importantes como la familia, los hijos, las salud, los amigos, el amor, cosas que te apasionan. Son cosas que, aunque perdiéramos el resto y nada más nos quedasen estas, vuestras vidas aún estarían llenas.

Los perdigones son las otras cosas que nos importan, como el trabajo, la casa, el coche.. La arena es el resto de las pequeñas cosas.

Si primero pusiéramos la arena en el recipiente no habría espacio para los perdigones ni para las pelotas de golf. Lo mismo sucede con la vida.

Si utilizáramos todo nuestro tiempo y energía en las cosas pequeñas no tendríamos nunca lugar para las cosas realmente importantes.

Presta atención a las cosas que son cruciales para tu felicidad. Juega con tus hijos, concédete tiempo para ir al médico, ve con tu pareja a cenar, practica tu deporte o afición favorita.

Siempre habrá tiempo para limpiar la casa, para reparar la llave del agua. Ocúpate primero de las pelotas de golf, de las cosas que realmente te importan.

Establece tus prioridades, el resto solo es arena”.

Uno de los estudiantes levantó la mano y le preguntó que representaba la cerveza.

El profesor sonrió y le dijo: “¡Me encanta que me hagas esta pregunta!”

"La cerveza es para demostrar que aunque tu vida te parezca llena, siempre hay un lugar para dos buenas cañas con un amigo."



martes, 27 de septiembre de 2016

NACÍ SIN EL GEN DE HACERME LA DIFÍCIL


Nunca he sabido jugar al gato y al ratón... Estoy acostumbrada a decir lo que pienso, lo que siento y lo que espero de las situaciones de mi vida.

Es una desventaja, sobretodo en el terreno de las relaciones. Aunque los hombres se quejan todo el día de querer que las mujeres digamos lo que realmente pensamos, en la práctica aman la cacería.

A los hombres (por lo menos los que yo he conocido, y miren que la lista es larga) les gusta sentirse cazadores, les gusta acechar a su presa, perseguirla, trabajarla y convencerla para sentir que ganaron un premio.

Para muchos, entre más difícil la niña, más clavados están. Aman la cacería.
Y yo... no sé hacerme la difícil.

Si conozco a un tipo y me gusta, no me preocupa que se me note. Si me manda un mensaje y lo veo, contesto inmediatamente, no me espero 10 minutos para que piense que estoy ocupadísima y que no me emociona ver su nombre en mi pantalla.

Si me invita a salir y puedo... le digo que sí, y voy. No me invento que tengo millones de planes con mis amigas para parecer super ocupada y voy verme desesperada por querer salir con él.
Si salimos y me parece guapo... Se lo digo. No me paso la noche viendo a los chicos que pasan para hacerlo sentir menos guapo que los demás.
Si me cuenta algo... le pongo atención. No me giro a ver mi teléfono para que piense que cualquier otra conversación es más interesante que la que estamos teniendo. Y le agradezco cuando hace lo mismo conmigo.
Si me quiero acostar con él... lo hago. No importa si es la primera cita, la 3ª o llevamos 3 meses viéndonos. Si la química y el momento se dan, dormimos juntos. No sigo una regla de las 17 citas antes de acostarnos.

Y no disfrazo mi vida... Digo que me gusta la comida (y como enfrente de quien sea), que tomo cerveza, que odio planchar y que nunca me peino. También, si sale en la conversación, digo que me gusta el sexo tanto como a cualquier hombre.

No miento, ni disfrazo, ni maquillo, ni escondo... Claramente sigo soltera.

No sé hacerme la víctima y no sé fingir que quiero ser el ratón. Odio el estira y afloja de la cacería que tanto aman los hombres. Nací sin el gen para hacerme la difícil.

Me encanta pensar que, tal vez, allá afuera, en una galaxia no muy lejana, se encuentra un hombre al que no le gusta cazar. Un hombre que prefiere que le digan las cosas de frente, que espere la respuesta de un mensaje, que valore que acepte salir con él el día que me invite, que le guste pensar que mi me acuesto con él es porque siento la suficiente química como para hacerlo y al que no le importe con cuántos hombres haya estado antes que él.

Quiero pensar que me espera un amor que quiera estar conmigo y me lo diga, que espere que yo quiera estar con él y no me juzgue por decírselo, un hombre que se emocione el día que durmamos juntos y no piense que ya cazó y que es momento de ir a por la próxima víctima.

Tal vez me muera soltera... Tal vez no soy la única, tal vez muchas más chicas pensamos igual y tal vez haya muchos hombres allá afuera esperando encontrarnos.

Tal vez si todas empezamos a jugar más a ser nosotras mismas y menos a ser ratones huidizos, las relaciones serían más fáciles de disfrutar.


Autora texto: Caro Sacho
Fotografía de Raivena's World Photography (https://www.facebook.com/Raivenas-world-Photography-1618459648437870/?fref=ts)
Modelo: Ariadna Giraldos



viernes, 12 de agosto de 2016

EL AMOR EN TIEMPOS DE WHATSAPP

Ayer me di cuenta que cuando hablo de chicos, los veo como si fueran las especificaciones de un PC.

Sí, es muy friki, lo sé, pero no puedo evitar ver un chico y pensar mentalmente:
-  A ver, ¿Qué procesador lleva?  ¿Velocidad del procesador?
- ¿Qué tipo de pantalla lleva? ¿Resolución? ¿Reflejará si le da el sol?
- ¿Cuántos puertos USB tiene? ¿2.0, 3.0?
- ¿Cómo va de RAM?
- ¿Y de disco duro? ...
Y así con mi lista interminable de requisitos...

Y claro, viendo las cosas así, es imposible enamorarse!!!
Porque cuando encuentras un PC que es la hostia, que lo tiene todo y además de la mejor calidad... pues resulta que es muy caro y no está a mi alcance, o es de los que venían con un golpecito/tara de fábrica y no se pueden reparar.
Y cuando encuentro uno que tiene una pantalla táctil genial y una gráfica increíble... pues resulta que va muy corto de RAM.
Y cuando uno tiene un disco duro enorme y un montón de entradas USB 3.0, resulta que no tiene salida HDMI, con lo que te tienes que "conformar" con un pc justito en todo, que más o menos te sirve para navegar por Facebook y ver el correo, pero con el que no puedes usar el Autocat o jugar al World Of Warcraft.

Y no, esto no es lo que quiero.

Quiero volver a entrar en una tienda y comprarme un ordenador como cuando me compré el primero, y entré en la tienda y lo vi, allí en la estantería del fondo y dije:
- Es éste!!! Y no quiero otro!!

Pues lo mismo con el amor.


miércoles, 8 de junio de 2016

El billete de 20 euros

Una profesora en clase saca de su cartera un billete de 20 euros y lo enseña a sus alumnos a la vez que pregunta:

-“¿A quién le gustaría tener este billete?”.

Todos los alumnos levantan la mano.

Entonces la profesora coge el billete y lo arruga, haciéndolo una bola. Incluso lo rasga un poquito en una esquina.

-“¿Quién sigue queriéndolo?”. Todos los alumnos volvieron a levantar la mano.

Finalmente, la profesora tira el billete al suelo y lo pisa repetidamente, diciendo:

-“¿Aún queréis este billete?”.

Todos los alumnos respondieron que sí.

Entonces la profesora les dijo:

-“Espero que de aquí aprendáis una lección importante hoy. Aunque he arrugado el billete, lo he pisado y tirado al suelo… todos habéis querido tener el billete porque su valor no había cambiado, seguían siendo 20 euros.
Muchas veces en la vida te ofenden, hay personas que te rechazan y los acontecimientos te sacuden, dejándote hecho una bola o tirado en el suelo. Sientes que no vales nada, pero recuerda, tu valor no cambiará NUNCA para la gente que realmente te quiere. Incluso en los días en los que sientas que estás en tu peor momento, tu valor sigue siendo el mismo, por muy arrugado que estés”

Los alumnos aplaudieron emocionados...

No dudes nunca de tu valor... Siempre valdrás mucho para las personas que te quieren. NUNCA pero NUNCA valdrás menos, aunque así lo sientas.


miércoles, 25 de mayo de 2016

AQUELLES PETITES COSES QUE EM FAN SER FELIÇ

Aquesta última etapa de la meua vida ha estat molt complicada per a mi, ha estat una etapa molt dura, una etapa de superació i de creixement personal.

És el que passa quan lluites per una relació de parella on només un dels dos sent amb el cor i estima de veritat. El final?… Inevitable. Però després d’algunes decepcions he començat a qüestionar-me con estava construïnt la meua vida i com volia seguir en un futur.

Aquests darrers mesos les coses han canviat, doncs després de reflexionar molt vaig arribar a encertar què és el que volia i em vaig decidir a posar-ho en pràctica. He vist com la felicitat s’expresa més fàcilment i com poc a poc les coses surten d’una forma màgica.

Aquesta Pasqua, sense anar més lluny, vaig disfrutar d’un meravellós bany, amb sals, ciris i una meravellosa música Chill-out. Feia anys que no prenia un bany, però… Quan em vaig posar dins la banyera, vaig tancar els ulls, vaig concentrar els meus sentits per a disfrutar de l’aroma d’esència, la música, les gotes d’aigua relliscant sobre la meua pell… i ahí vaig recordar que “No es más rico el que más tiene, sinó el que menos necesita”.


Hi ha petites coses quotidianes que et conecten amb la felicitat, i en realitat, no necessitem res més grandiós per a ser feliços.


La felicitat neix a partir d’una actitud davant la vida. No és necessari que passen coses meravelloses per a que es produisca la felicitat, sinó que la nostra actitud davant el que ocórrega, siga el que siga i com siga, és la que ens fa rebre amb els braços oberts i un somriure d’acceptació (felicitat), o amb el gest amarg de la resignación (infelicitat), tot i que estem parlant del mateix esdeveniment.


¿I quan el que ha ocorregut és desagradable o mal?
Doncs, siga el que siga, ha ocorregut. Ja és inevitable. Si és dolorós, res millor que aceptar-ho, encara que siga molt dur.


La felicitat, per tant, és una elecció personal, i hi ha que treballar amb ella quotidianament, per a no perdre-la de vista. Es pot aprendre a ser feliç, inclús molt feliç.
A més, la felicitat és contagiosa: si un és feliç ho transmiteix, i amb això porta optimisme als altres i confianza en que ho poden aconseguir. La felicitat no és la meta, és tot el camí.

Convé desfer-se de les desgràcies del passat i dels temors del futur, i instal.lar-se conscientment en el present, atents i oberts de ment per a permetre a qualsevol cosa que ens puga aportar, en la mesura de les seues possibilitats, més felicitat.

I convé, també, prendre el control de la teua propia vida, no deixar a l’atzar que els esdeveniments externs siguin qui marquen les pautes.

Tindre valors i respectar-los, també és altra font de felicitat, així com fer coses per els altres… I tindre metes i objectius, perquè el cumpliment d’ells ens aportarà més felicitat.


Hi ha que desfer-se  de les auto-obligacions que siguin prescindibles, aprendre a dir que NO a les propostes que saps que no t’abelleixen, per evitar que afecten a la teua felicitat.


Fixa’t en les coses petites: els petits detalls, les petites alegries, els petits somriures, els petits instants de sentir-te molt bé…
Guarda en un lloc privilegiat de la memòria els moments de plaer, i porta’ls a la memòria una i altra vegada, però sense eñorança ni nostàlgia pesimista.

Aprecia les teves qualitats. Has de ser conscient del que tens i del que fas. Disfruta-ho.

Perdona i perdona’t tots els desacords i rencors que tingues pendents amb tu mateix. Et desfaràs d’aquesta forma d’una pena de la que no ets molt conscient, però que t’afecta.

Encarrega’t de les coses quan siga necesari, i no et preocupis excesiva e innecesàriament per coses que no han ocorregut i que, provablement, no arriben a ocórrer.

No busques la felicitat on no hi haja. 


Moltes vegades els obstàcles de la felicitat són formes de pensar errònies, com, per exemple, comparar-se amb els altres, no acceptar-se un mateix com és, ni als altres com són, ser un poc pesimista, ser un continu insatisfet, ser massa exigent amb un mateix i amb la vida…


Fes lloc per al oci, el descans i l’exercici, per a les coses sanes i la salud, per a les activitats gratificants.

Desfés-te de les coses i les situacions que et creen frustració.

Accepta’t com ets en aquest moment i dona’t permís per a cometre errors i equivocar-te sense culpabilitzar-te després.

Descobreix les teues pors i desbarátales.

Dedica tot el temps que pugues a aconseguir que la felicitat s’instal-le en tu, fins que tot tu sigues un centre que irradia felicitat.

El secret per a ser feliç? Pose part de les meves il.lusions de cada dia en les petites coses que em rodegen y que li donen color, olor y sabor a la meua vida.

¿Quines són aquelles petites coses que em fan feliç? Doncs, vull compartir algunes que em venen a la ment…


Coses preferides de la natura
  • Mirar les estrelles.
  • Vore una posta de sol en la platja.
  • Quedar-me parada baix la plutja, mentre note com les petites gotes d’aigua cauen i rellisquen sobre la meua pell i els cabells.
  • Escoltar les ones a la platja mentre prenc el sol. Notar com la suau brisa acarícia la meua pell.
  • Mirar els núvols.
  • Caminar per la platja, sobre l’arena mullada, mentre les ones acarícien suaument els meus turmells.
  • Caminar fins al cim d’una muntanya, tancar els ulls i respirar profundament; després obrir-los i disfrutar de les meravelloses vistes.
  • La sensació d’adrenalina al efectuar un salt a l’aigua en un barranc.
Coses preferides de les relacions
  • Una mirada o un somriure d’una persona especial
  • Un bes de la persona estimada, que aconsegueixca que perda la noció de l’espai i el temps.
  • El sentiment de plenitud quan et sents increíble amb algú fent alguna cosa quotidiana. No passa moltes vegades, però quan passa sóc completament feliç.
  • Agafar de la mà a la persona estimada.
  • Rebre una cridada, un gtalk, un whatsapp, missatge de Facebook… de la persona estimada.
  • Alçar-me cada matí sabent que vaig a treballar, fent la feina que més m’agrada, i amb la millor companyia possible, tant en persona, com via digital.
  • Escoltar la veu de la persona estimada abans d’anar a dormir.
  • Despertar al costat de la persona estimada.
  • Poder parlar amb el cor, amb altres, deixant de banda els rols.
  • Donar i rebre abraços i besos.
  • Escolar que alguna persona estimada diga “En eixe moment em vaig enrecordar de tu”, “Quines ganes tenia de veure’t”
  • Observar la cara d’alegria d’una persona al veure’t.
  • Tindre vives i amb salud a totes les persones que estime.
  • Estar amb les persones que estime i saber que són felices.
  • Fer el que desitge i més m’agrade, però sempre i quan ho faja entregant-me en cos i ànima.
  • Que algú et diga que estàs guapa.
  • Escoltar de manera casual que algú diga alguna cosa bona sobre tu.
  • Passar temps amb els amics.
  • Fer un regal a un amic i després observar l’expressió del seu rostre mentre obri el paquet i descobreix que conté el regal que tant desitjava.
Coses preferides de la vida
  • Quedar-me en el llit un dia de plutja.
  • Escoltar música que m’agrade.
  • Quan perd pes i em puc tornar a posar la meua roba preferida.
  • Sentirme inspirada i amb claredat per a decidir qué fer.
  • Llençar-me al buit amb confiança.
  • Cuinar algun plat especial.
  • Menjar sushi en un tatami.
  • Probar nous menjars.
  • Sortir de la dutxa i embolicar-me amb una tovalla calenteta.
  • Caminar pel carrer sense pressa.
  • Sentir un aroma agradable (un perfum masculí, flors,…)
  • Escoltar a algú tocar i cantar amb una guitarra, saxo, piano...
  • Els massatges de peus.
  • Viatjar.
  • Enganxar-me tant a un llibre que acabe quedant-me desperta toooota la nit només per acabar de llegir-me’l.
  • Disfrutar el moment.
  • Poder exercir la meua vida al meu ritme i manera, sense la recriminació i queixes d’altres persones.
  • Un bany d’espuma, sals, esència de canyella, música chill-out,…
  • Pujar en un gronxador, com quan era petita.
  • Despertar-me en meitat de la nit i adonar-me que encara em queden algunes hores per a dormir.
  • El desdejuni dels caps de setmana, on pots esplaiar-te, sense pressa ninguna...
  • Els plans improvisats.
  • Vore espectàcles de dança de tot tipus.
  • Anar a concerts en directe.
  • Cantar a 'grito pelao' en la dutxa o en el cotxe.
  • Fer l'espectacle improvisat al carrer (que sone música a algun lloc i posar-se a ballar sense més)
  • Parlar amb gent desconeguda i trobar similitud i conexió amb ell/ella.
  • Un missatge d'algú que et diga: "Hola, com ha anat el teu dia?"
  • Fer plans amb persones als que tot els pareix bé, que no tenen problemes, que s'acoplen a tot sense protestar.
Totes aquestes coses, son aquelles que ens fan ser feliços. Son petites tonteries, però que fan que les nostres cares s’il.luminen amb un somriure, o senzillament que ens sentim més alegres. Sobre tot si es fan amb algú especial al teu costat.

Nunca te arrepientas de ningún día de tu vida.
Los buenos días te dan FELICIDAD.
Los malos días te dan EXPERIENCIA.
Ambos son esenciales para la vida.
…La felicidad te mantiene DULCE.
…Los intentos te mantienen FUERTE,
las penas te mantienen HUMANO,
las caídas te mantienen HUMILDE,
el éxito te mantiene BRILLANTE.


By Ariadna Giraldos
Original publicat el 3 de juny de 2011
https://enbuscadelafelicitat.wordpress.com/2011/06/03/aquelles-petites-coses-que-em-fan-ser-felic/

miércoles, 18 de mayo de 2016

EL MUNDO ES DE QUIEN SE LA JUEGA

No nos engañemos, el mundo no es ni de los más ricos, ni de los más guapos, ni de los más inteligentes. El mundo es de aquel que pasa a la acción, del que la saca a bailar y del que hace la llamada. De aquel que no se encoge ante el primer “no”, de quien se niega a vivir de prestado lo que por derecho le pertenece y de quien se ama lo suficiente como para poner sus sueños por encima de su ego. Digámoslo de una vez: El mundo es de quien se la juega.

He visto a personas de talentos envidiables dejar tras su muerte fallecer sus ilusiones. Personas que teniendo mucho han conseguido poco y personas que con poco han logrado mucho. He visto a personas de extraordinaria belleza esperar a ser elegidas en lo alto de su torre y a personas de – digamos – dudoso atractivo dejar a un lado la carcasa y asaltar un corazón. Por todo ello, he llegado a una conclusión: el mundo no es de quien más tiene o más anhela, sino de aquel que es capaz de quererse sin medida, apartar de un golpe lo superfluo y lanzarse sin reserva tras aquello que desea.

El principal motivo por el que no sacamos el máximo partido a la existencia no es que no dispongamos de las capacidades adecuadas, sino que vivimos esperando a que el contexto o el entorno nos den su OK para actuar. Inundados de miedos, observamos la vida a través de un embudo por el orificio equivocado: En lugar de mirar desde el agujero pequeño para verlo todo grande, miramos desde el grande y lo vemos todo pequeño. Nos invade el sentimiento de que, como acabamos de llegar, el mundo es propiedad de otros y que debemos pedirles permiso (algo así como miraba el gatito de Shrek) para que alguno se apiade de nosotros y nos entregue una porción.


“Cuando te amas, te adueñas del mundo”.


Practica el Y-qué-más-da


Lo que piensen, si no lo logras, si te equivocas… “¿Y qué más da?”. Cada vez que sientas miedo ante algo que te ilusiona y estés a punto de echarte atrás, pronuncia esta frase milagrosa. Funciona. Hazlo además, con buena entonación. Así: “¿Y queeé más daaaa?” Nada es más valioso que tu derecho a hacer lo que te apetece. A vivir como te de la gana. (Siempre y cuando no suponga un perjuicio para los demás, claro).

No te ofendas, pero no eres tan importante. Nadie lo es. Nuestra importancia solo cobra sentido a corto alcance. Es decir, con nuestras personas queridas y, por supuesto, con nosotros mismos. Si solo somos un pestañeo dentro de la vida y magnitud del universo, imagina el peso real de que esa idea pueda fracasar, o de que ese chico o esa chica te de calabazas, o de que ese artículo que quieres escribir pueda no gustar. (¡Ya-ves-truz qué problemón!)

Quererse no es hacer lo posible por evitar un traspiés, una mala crítica o cualquier clase de error que mantenga a cero el marcador de nuestras derrotas. Quererse es tener el valor de no frenarse ante lo amado por el simple hecho de sentirse vulnerable, torpe o imperfecto.

El amor no es divisible. Cuando te amas, amas la vida. Cuando te ves hermoso o te sientes poderoso tal como eres, la vida se vuelve hermosa y llena de riqueza. Puedes ir con cualquier cuerpo a cualquier piscina. Intentar con cualquier defecto cualquier empresa. Presentarte con cualquier traje en cualquier fiesta. Erich Fromm escribió: “Si amo realmente a una persona, amo a todas las personas, amo al mundo, amo la vida. Si puedo decirle a alguien ‘Te amo’, debo poder decir ‘Amo a todos en ti, a través de ti amo al mundo, en ti me amo también a mí mismo’”. Cuando te amas, te adueñas de ti y, lo que es más importante, cuando te amas, te adueñas del mundo.

“Solo cuando das el 100% en lo que haces dejas de pensar en los caminos que no cogiste”.


Sin reservas: A por todas


Se puede ganar perdiendo y se puede perder ganando. La diferencia está en cuánto pones de ti. Si no lo consigues, pero por medio del esfuerzo y la entrega reclamas tu derecho a intentarlo y experimentar, el triunfo es indiscutible.

No se trata de vivir en un mundo de colores-arcoíris y negar la existencia del fracaso (eso no es optimismo), sino de saber distinguir entre dos tipos muy diferentes de derrota: aquella que es resultado de no haber logrado lo que se esperaba y aquella que permites que por dentro te demuela. La primera es real y puede llegar a ser muy dolorosa, pero es la segunda la que empequeñece nuestra vida, llena nuestro corazón de arrepentimiento y evita que volvamos a intentarlo.

Jamás vas a arrepentirte de lo que hagas cuando en el intento hayas puesto toda tu alma. El arrepentimiento es mucho más que apostar por algo, fracasar y decir con ventajismo “vaya, pues debí haber elegido la otra alternativa”: El arrepentimiento es la sensación profunda e interior de no haberse equivocado con todas las de la ley, de haberse equivocado a medias.

Cuando nos vayamos de aquí, el único dolor que nos quedará no es el de habernos equivocado una, diez o cien veces (eso siempre se supera). El único dolor que nos quedará es el de no habernos agarrado con dos manos a la vida.

Lo peor que te puede pasar no es que abandones este mundo sin haber logrado tu sueño, lo peor es haberlo sentido latiendo muy dentro y, aún así, haberlo dejado escapar.

Invierte en valentía, pasa a la acción y, sobre todo, mantén siempre el camino del amor despejado. De las opiniones, de las personas que te empequeñecen, del temor hacia lo que por esencia es intrascendente y, en definitiva, de todas esas creencias que te llevan a perder lo más valioso que en este mundo se puede perder: oportunidades.

Emprende, llama, dile que le amas, arriesga… ¡Juégatela!
Y si fallas, recuerda: “¿Y queeé más daaaa?”.

Haz tuyo el mundo.

Escrito por Pablo Arribas.


YO QUIERO UN AMOR VINTAGE

“Me imagino en un futuro a la gente hablando del amor como se habla ahora de las cosas con hombreras. “¿Te acuerdas cuando todavía se usaba el amor? ¡Qué horror! Yo lo usé un par de años, no quiero ni ver fotos de esa época.” Todo pasa tan rápido que ni nos damos cuenta. El amor tarde o temprano también pasará de moda. Lamentablemente… siempre me gustó lo vintage.” 

Como si de una carta a Los Reyes se tratara, pedimos un amor que nos cuide, nos mime, sea bueno, nos proteja…. ¡Ah, y que tenga detalles! Y cuando esa persona aparece en nuestra vida, paradójicamente, no la valoramos porque nos cuida demasiado, nos mima demasiado, nos protege demasiado, es demasiado buena y tiene demasiados detalles. Demasiado para ser real.

Y es en este punto, en el que tras hacer una larga lista de cualidades y virtudes maravillosas de esa persona, acabamos por pronunciar el famoso ‘… pero te quiero como amigo’. El primo hermano del ‘No eres tú, soy yo’ a veces me lleva a pensar que, en el fondo, parece que nos gusta lo complicado y difícil (y los raritos, los bordes, los malotes, los aparentemente especiales y un largo etc), porque pareciera que así merece más la pena. ¿Qué hay de malo en la sencillez de una persona que nos cuida el corazón con ese cariño? ¿Qué es lo que falla?

“Pasa con la felicidad como con los relojes,
que los menos complicados son los que menos se estropean.”
— Nicholas Chamfort.

Principalmente, dos cosas (de entre una larga lista que tú y yo ya sabemos porque a una amiga de tu amiga le pasó algo parecido, ¿verdad?): En primer lugar, la falsa creencia de que lo realmente importante debe ser resultado de un gran sacrificio. Que a mayor dificultad, mayor valor. Y, a pesar de creer firmemente que la perseverancia y el esfuerzo son valores fundamentales para alcanzar nuestros objetivos, la sencillez y la flexibilidad también lo son. Es cierto que el amor se construye, pero también que no hace falta dejarse la vida en ello cuando tu autoestima iza la bandera blanca. Hay que luchar, sí, pero no a cualquier precio o ante cualquier ganancia. Tan importante como decidir dónde y cuánto insistir es acotar dónde ceder y saber en qué momento decir ‘hasta aquí’. En segundo lugar, la sospecha o, por qué no, el complejo de que alguien tan genial no sólo sea real sino que, además, pueda fijarse en nosotros . ¿Acaso no nos han dicho siempre que “las apariencias engañan”? ¿Acaso no lo han demostrado así una y otra vez nuestras experiencias del pasado? (“A saber qué esconde para ser tan perfecto”).

“¿No será, tal vez, que en la sencillez está lo extraordinario?”


¿Por qué ocurre esto? No tengo ni idea. Quizá sea porque en un mundo que avanza a gran velocidad, todo se amontona, se enreda y se complica de tal modo que valores como la sencillez, la autenticidad o la naturalidad – tan admirados a nuestros ojos – hayan acabado por convertirse en actitudes en peligro de extinción. O, quizá, porque de tanto buscar en los rincones equivocados, hayamos terminado por creer que algo tan sincero no puede ser verdad. Pero no, no es magia. Ni siquiera es algo raro. Es amor del de antes, amor del bueno. Es amor vintage.

Amor de ese que arreglaba lo roto porque no existía un tesoro mayor que lo construido entre esas dos personas. Amor del bueno, de ese que entiende realmente qué es comunicarse. De ese que sabe que un silencio vale más que mil palabras y que la mayor conexión entre dos personas, lejos de ser la WiFi, es mirarse a los ojos al hablarse. Amor del bueno, de ese que sabe que unas palabras bonitas ablandan el ego de cualquier discusión. De ese que sabe que el cuidado, el mimo y el cariño se construyen de puertas para adentro y no entre selfies y puertas entreabiertas. Amor del bueno, de ese que se centra en cuidar la calidad con una persona y no en mirar por el rabillo del ojo de la cantidad.

Un amor del de antes, del de-toda-la-vida, de ese que sabe que el fuego lento siempre es plato de buen gusto para quienes se sientan en la mesa con amor. Y, por supuesto, un amor de dos… que tres, cuatro y cinco son multitud. Un amor único, de uno y con uno, no uno que coleccione cromos con la misma facilidad que hace scroll en una aplicación de citas. Un amor del de antes, de ese que repite camiseta tres días seguidos porque te dijo que le encantaba cómo te quedaba, y no cambiarte tres veces al día para sacarte una mejor foto de perfil. Un amor vintage, a la antigua, de andar por casa, del que colecciona paseos en el parque y no likes en Instagram.

“El amor, cuando es verdadero, nunca pasa de moda”


Si eres de los que añoran esa época, lee con atención lo siguiente: mereces un amor del de antes. Porque el amor no es sufrir, ni hacer grandes logros para merecer el cariño del otro, ni intentar deslumbrarle para que se fije en ti. Ya eres lo suficientemente valioso como para que una persona te mire y vea en ti una vida llena de experiencias maravillosas.

Por eso, y aunque no viva a la moda, yo quiero un amor que no se rompa o deshilache con facilidad. No quiero un amor de temporada e Inditex, sino uno fuerte, resistente y de verdad. Como aquellas Wayfarer que duraban generaciones; como aquella vieja Polaroid que – sin querer – siempre encontraba el filtro perfecto para cada una de nuestras aventuras; como aquellos Levi’s cuyos años justificaban su precio; o como aquella carismática furgoneta que cada verano resistía historias de lagos y montañas. Porque, aunque todo esto parezca del pasado, se hace presente en el momento en que, pase el tiempo que pase, cuando llega lo hace para nunca desaparecer.

Lo vintage no es aquello que siempre vuelve, sino aquello que nunca se va.

Yo lo tengo claro. Yo quiero un amor vintage.



Escrito por @Nekane_González y Virginia Gonzalo de Reparando Alas Rotas


SOMOS LA GENERACIÓN QUE NO QUIERE RELACIONES

Queremos una segunda taza de café para las fotos que subimos a Instagram los domingos por la mañana, otro par de zapatos en nuestras fotos artísticas de pies. Queremos poner en Facebook que tenemos una relación para que todo el mundo pueda darle a “me gusta” y poner un comentario, queremos una publicación digna del hashtag #parejaperfecta. Queremos tener a alguien con quien ir de brunch los domingos, con quien quejarnos los lunes, con quien comer pizza los martes y que nos desee buenos días los miércoles. Queremos llevar acompañante a las bodas a las que nos inviten (¿Cómo lo habrán hecho? ¿Cómo habrán conseguido un felices para siempre?). Pero somos de la generación que no quiere relaciones.
Buceamos por Tinder en un intento de encontrar a la persona adecuada. Como si tratáramos de hacer un pedido a domicilio de nuestra alma gemela. Leemos artículos como Cinco maneras de saber que le gustas o Siete formas de gustarle, con la esperanza de ser capaces de moldear a una persona para tener una relación con ella, como si de un proyecto de artesanía que hemos visto en Pinterest se tratase. Invertimos más tiempo en nuestros perfiles de Tinder que en nuestra personalidad. Y aun así no queremos tener una relación.
Hablamos y escribimos mensajes de texto, mandamos fotos o vídeos por Snapchat y tenemos conversaciones subidas de tono. Salimos y aprovechamos la happy hour, vamos a tomar un café o a beber cerveza; cualquier cosa con tal de evitar tener una cita de verdad. Nos mandamos mensajes para quedar y mantener una charla insustancial de una hora solo para volver a casa y seguir manteniendo una charla insustancial mediante mensajes de texto. Al jugar mutuamente a juegos en los que nadie es el ganador, renunciamos a cualquier oportunidad de lograr una conexión real. Competimos por ser el más indiferente, el de la actitud más apática y el menos disponible emocionalmente. Y acabamos ganando en la categoría el que acabará solo.
Queremos la fachada de una relación, pero no queremos el esfuerzo que implica tenerla. Queremos cogernos de las manos, pero no mantener contacto visual; queremos coquetear, pero no tener conversaciones serias; queremos promesas, pero no compromiso real; queremos celebrar aniversarios, pero sin los 365 días de esfuerzo que implican. Queremos un felices para siempre, pero no queremos esforzarnos aquí y ahora. Queremos tener relaciones profundas, pero sin ir muy en serio. Queremos un amor de campeonato, pero no estamos dispuestos a entrenar.
Queremos alguien que nos dé la mano, pero no queremos darle a alguien el poder para hacernos daño. Queremos oír frases cutres de ligoteo, pero no queremos que nos conquisten… porque eso implica que nos pueden dejar. Queremos que nos barran los pies, pero, al mismo tiempo, seguir siendo independientes y vivir con seguridad y a nuestro aire. Queremos seguir persiguiendo a la idea del amor, pero no queremos caer en ella.
No queremos relaciones: queremos amigos con derecho a roce, “mantita y peli” y fotos sin ropa por Snapchat. Queremos todo aquello que nos haga vivir la ilusión de que tenemos una relación, pero sin tener una relación de verdad. Queremos todas las recompensas sin asumir ningún riesgo, queremos todos los beneficios sin ningún coste. Queremos sentir que conectamos con alguien lo suficiente, pero no demasiado. Queremos comprometernos un poco, pero no al cien por cien. Nos lo tomamos con calma: vamos viendo a dónde van las cosas, no nos gusta poner etiquetas, simplemente salimos con alguien.
Cuando parece que la cosa empieza a ir en serio, huimos. Nos escondemos. Nos vamos. Hay muchos peces en el mar. Siempre hay más oportunidades de encontrar el amor. Pero hay muy pocas de mantenerlo hoy en día…
Esperamos encontrar la felicidad. Queremos descargarnos a la persona perfecta para nosotros como si fuera una aplicación nueva; que puede actualizarse cada vez que hay un fallo, guardarse fácilmente en una carpeta y borrarse cuando ya no se utiliza. No queremos abrirnos; o, lo que es peor, no queremos ayudar a nadie a abrirse. Queremos mantener lo feo tras una portada, esconder las imperfecciones bajo filtros de Instagram, ver otro episodio de una serie en vez de tener una conversación real. Nos gusta la idea de querer a alguien a pesar de sus defectos, pero seguimos sin dejarle ver la luz del día a nuestro auténtico yo.
Sentimos que tenemos derecho al amor, igual que nos sentimos con derecho a un trabajo a jornada completa al salir de la universidad. Nuestra juventud repleta de trofeos nos ha enseñado que si queremos algo, merecemos tenerlo. Nuestra infancia rebosante de películas Disney nos ha enseñado que las almas gemelas, el amor verdadero y el felices para siempre existen para todos. Y por eso no nos esforzamos ni nos preguntamos por qué no ha aparecido el príncipe o la princesa azul. Nos cruzamos de brazos, enfadados porque no encontramos a nuestra media naranja. ¿Dónde está nuestro premio de consolación? Hemos participado, estamos aquí. ¿Dónde está la relación que merecemos? ¿Dónde está el amor verdadero que nos han prometido?
Queremos a un suplente, no a una persona. Queremos un cuerpo, no una pareja. Queremos a alguien que se siente a nuestro lado en el sofá mientras navegamos sin rumbo fijo por las redes sociales y abrimos otra aplicación para distraernos de nuestras vidas. Queremos mantener el equilibrio: fingir que no tenemos sentimientos aunque seamos un libro abierto; queremos que nos necesiten, pero no queremos necesitar a nadie. Nos cruzamos de brazos y discutimos las reglas con nuestros amigos, pero ninguno conoce el juego al que estamos intentando jugar. Porque el problema de que nuestra generación no quiera relaciones es que, al final del día, sí que las queremos.

miércoles, 4 de mayo de 2016

HAY QUE SABER DISTINGUIR LOS MENSAJES ÚTILES, DE LOS MÁGICOS...

Ayer un amigo se sinceró conmigo y me dio su visión personal sobre mí, en parte me sorprendió, sobretodo porque no iba mal encaminado:

"Me llaman la atención tus claroscuros, de alguna forma me siento identificado con ellos.
Veo en ti frustración, rabia, impaciencia.
Y por otro lado sé que tienes fuerza de sobra para hacer grandes cosas.
Eres divertida, alegre, generosa.
Mi sensación es que te frustra dar lo mejor que tienes y no llegar a ver la recompensa.
Y puedes llegar a sentirte decepcionada."


Es cierto que últimamente estoy un poco bajonera, esto es así, no puedo ser hapiness siempre.
Justo ahora no estoy en mi mejor momento... demasiadas cosas... estoy un poco plof.
Si me preguntas ¿qué me pasa? pues...
Sé porque me siento así... 
Tengo un problema en el curro con algo que no consigo solucionar. 
Tengo un problema familiar ahora mismo. 
Y tengo un problema con mi día a día, que es monótono y no dedico el tiempo que quisiera a hacer lo que realmente me gusta.  
Por otro lado, he dejado de hacer deporte, y he engordado muchísimo (10 kilos para ser exactos). 
Además, aunque hace 2 años que estoy soltera, apenas me he encontrado con dos personas con las que me hubiese planteado empezar algo, pero... 
Esas personas no estaban en el mismo momento que yo, o simplemente no sentían lo mismo. 
Junta todo esto en una coctelera, lo remueves... Y eso soy yo.
Me desvivo por ayudar a mis amigos y les doy mis mejores consejos, pero después... No sé qué coño hacer con mi vida!
A veces, das mucho por todos sin darte cuenta de que la persona que más necesita de ti, eres tú.
Parece que todo viene poco a poco... pero nada bueno.
Y sí, me siento muy decepcionada, porque de verdad me preocupo mucho por la gente que quiero, y no siempre es quien de verdad lo merece.

Lo sé, la vida es como en los aviones, póngase la mascarilla usted primero, antes que al niño. Pero no, la teoría la tengo clara, pero en la práctica... fallo mucho.
Sé que si yo no estoy bien, difícilmente podré ayudar a los demás. Sé que me he olvidado de mí misma y eso es un error que se paga caro.

Tengo la suerte de tener amigos y amigas maravillosos, que me quieren un montón y que me animan, pero el cambio más grande tiene que pasar por mí.
Y ahora es cuando me doy cuenta que tengo un problema muy grande, y es que siempre en mi vida, la parte sentimental ha tenido un peso muyyyyy grande.
Siempre ha sido mi pareja mi punto de apoyo, porque no he querido "cargar" a mis amigos con mis problemas, pero yo he cargado los míos y los de los demás.
Y ahora me encuentro con que debo aprender que la parte sentimental es una parte más,  Y NO UN PILAR, porque si eso te falla, todo se derrumba, pero no sé porqué lo hago.

Tengo mucha capacidad para empatizar con la gente, y como he tenido problemas muuuuuuuucho peores... Los de los demás me parece que tienen solución.
Además de que siento que debo ayudar a mis seres queridos y que debo preocuparme por ellos.

El problema es que sé que es lo que tengo que hacer para solucionar mis problemas, pero tengo que coger el toro por los cuernos e ir atacando los problemas de uno en uno.
Barrer debajo de la alfombra... no sirve de nada.
El dolor es nuestra herramienta de aprendizaje y todo lo bueno tiene un coste de sufrimiento.
La gente del montón hace trampas para saltarse el esfuerzo, pero los caminos cortos son parches.
Ahora mismo sé que lo primero que debo cambiar es mi rutina diaria y mis hábitos, pues sin acción no hay cambio de situación.
Y el otro cambio... Pasar de todos los chicos por el momento, no por ellos, sino por mí, porque debo antes cambiar mi actitud frente a ellos.
Sin duda, el cambio más importante que debo hacer, es cambiar mi actitud.

No puedo exigir cosas antes siquiera de que pasen, no puedo levantar barreras infranqueables, no puedo cerrarme en banda pensando que tengo 32 años y no quiero perder el tiempo... porque es como meterme prisa para que pase algo... algo que no pasa y que acaba generando ansiedad.
De alguna forma, debo relajarme y darme la oportunidad de probarme unos pantalones para saber si son de mi medida y/o si me gustan cuando los llevo puestos.
Debo disfrutar más y juzgarme menos.  
La única persona que tiene derecho a juzgarme soy yo misma y nadie más. Me perderé grandes cosas si me baso en la opinión de los demás.
Yo soy la dueña de mi vida y la directora de mi película.

Es cierto que en ocasiones he intentado liarme la manta en la cabeza y no pensar... y cuando lo he hecho... me ha acabado explotando en la cara.
Pero igual es porque me he liado la manta a medias...

Soy una persona muy sincera, muy clara y muy directa... La gente no está acostumbrado a eso... Les asusta.
Me refiero a que los tíos se quejan de que nosotras siempre nos andamos con rodeos, 
pero cuando vas de frente y le plantas un "Me gustas y quiero intentarlo contigo" a alguien...  se hacen caquita.
O no están preparados...
O cada vez que nombran a la ex, les tiembla la voz...
O están mareando a varias a la vez y no se deciden...
Y un largo etcétera.
Y a mí no me apetece que jueguen conmigo!
Pasooooo!
Que yo soy de las que me implico mucho y después lo paso muy mal.
Para mi un ex es un ex. Y si es ex... Es por algo! Algo NO iba bien. Yo ese contenedor lo vacío rápido!!! Pero vosotros no...

Lo sé, todo lleva su trámite, y a veces me apresuro y me adelanto a los acontecimientos, pero es que cuando tengo tan claro lo que quiero... 
Cuando sé que lo quiero TODO con alguien... lo quiero ya. Sí, soy una ansias!

Soy consciente de que cada cual tiene su ritmo, y que cada uno sabe lo que lleva en su mochila, y que hay que vaciar para volver a llenar pero cada cual tiene su ritmo de vaciado.
Pero tarde o temprano, hay que empezar a soltar lastre, y si no lo has hecho nunca... es complicado, pero con práctica se consigue.


Pero sabes qué pasa? 
Que me da mucho miedo intentar algo con alguien que tiene 'lastre', con alguien que lleva una mochila llena de piedras...  
porque si habiéndolo intentado con gente que aparentemente estaban bien y lo tenían claro, aún así me ha salido mal, creo que lo otro es, si cabe, más complicado.
Y cada vez que lo intento y me sale mal... Me desgasta,  mentalmente y como persona. Y estoy cansada, cansada de esforzarme por que algo funcione, cansada de intentar hacerlo todo bien y de que lo que reciba sean chascos y decepciones.

Tal vez sea que lo estoy enfocando mal, lo sé... igual necesito aprender a gestionar estas experiencias para llegar al éxito.
Y para ganar experiencia lo único que hace falta es perder el miedo a los costes que supone adquirirla,
tal vez sólo se trate de pensar menos y disfrutar más...

Y si me encuentro con alguien con o sin mochila de piedras, con sus historias, con su ritmo... 
pues igual es el momento aprender que cada uno tiene su ritmo, y que no puedes forzar nada porque tú quieras ir muy rápido (por más claro que lo tengas), que cuando uno está en grupo escalando... se adapta al ritmo del que va más lento, así sin más, sin quejas ni presiones...
Que la prisa nunca ha sido una buena compañera y que la edad no debe marcar mi ritmo.

La vida nos da muchas lecciones, nos muestra muchos mensajes y hay que saber distinguir los mensajes útiles de los mágicos.





miércoles, 13 de abril de 2016

13 de abril, día mundial del beso

Hoy es el día mundial del beso...
La fecha surgió por el beso más largo de la historia: 58 horas, 35 minutos y 58 segundos.
Así que vamos a hablar de besos... 

Me gusta que besen con el atrevimiento de no saber si es lo correcto.
Me gustan, me vuelven loca, los besos en la frente.
Pero aún me gustan más los que se dan con los ojos, sin rozar los labios.
Los besos robados, tímidos y pícaros.
Me encanta callar a besos. Y que me callen.
Los besos de buenas noches... O noches de buenos besos...
Los besos que te hacen olvidar todo.
Los que mandamos por whatsapp que nunca damos.
Los besitos de las mamás en las heridas de los niños... Mamá, aquí, tengo pupa...
El beso más difícil, el que sabes que será el último.
Comerte a besos.
Los que rozan los labios.
Los apasionados que mueven los 34 músculos de tu cara.
Los que te muerden el labio. Los besos en el cuello.
Un beso francés.
Los besos por vicio.
Los escondidos en una sala de cine, a oscuras.
Los que sirven como explicaciones. Los inesperados.
Los exploradores, recorriendo cuerpos. Los que das a una vieja foto.
Los que paran el tiempo.
Los salvajes.
Los dulces e inocentes.
Los de los esquimales, frotándose la nariz y sonriendo.
El de después de hacer el amor.
También los de la mejilla. Bajo el muérdago.
Los que se dan a los sapos, buscando el príncipe azul.
Los que se dan bajo la lluvia, empapados. Los que mandamos al cielo.
Los que preceden a un "sí, quiero".
Los que se dan en el alma, sin saberlo. Los que doy de puntillas.
Los que despiertan a princesas.
Los lentos.
Beso, verdad o atrevimiento!
Los que se dan en estaciones, en aeropuertos.
Los que damos después de las campanadas de fin de año.
Los tuyos...

Hoy sólo tienes dos opciones... O te beso, o me besas.

Alicia a través del espejo

martes, 5 de abril de 2016

QUIERO TENER UNA CITA CONTIGO
Sí. Has leído bien: quiero tener una cita contigo.
No quiero "quedar y tomar algo", porque no quiero que seas mi amigo, ni que nos veamos como se ven dos colegas que quedan de vez en cuando.
No quiero la burda normalidad, ni la incertidumbre cuántica de saber qué somos, tan común en estos días que corren.
No quiero forzar las cosas, pero quiero hacerlas bien...
Supongo que soy de esas absurdas anticuadas que prefiere pedirte una cita y que tengas claro que le gustas.
Me considero esa clase de persona que no quiere tiras y aflojas, porque prefiere decirte que el motivo de encontrarnos es conocerte para tratar de llegar más lejos... Llegar a verte dormir a su lado, traerte el desayuno a la cama y amanecer entre susurros y quereres...Todo ese rollo de formar un equipo y enfrentarnos juntos a la rutina que tanto me gusta.
Si decides aceptar, quiero que sepas que dejaré que las cosas fluyan porque, ante todo, lo que quiero es conocerte. Pero qué coño hago yo si me atraes y quiero saber si es mutuo...
Si me rechazas, tal vez algún día coincidamos y siga poniéndome mi máscara de conocida y te sonría con la naturalidad del que se encuentra a un extraño después de mucho tiempo. Seguramente llegará el día en que eso sea lo normal... Pero ese día no es hoy.
Hoy quiero tener una cita contigo. Sorprenderte y dar lo mejor de mí. Demostrarte (y demostrarme) que la Magia está en el aire y saber si estás preparado para respirarla conmigo.
(Adaptación del texto original de Pepe Pérez Zamora, en Versos de Humo y Rosas: https://www.facebook.com/1618687895085024/photos/a.1627290204224793.1073741829.1618687895085024/1735764113377401/?type=3&theater)

miércoles, 30 de marzo de 2016

Quizás, cuando tú me veas, sea yo la que ya no quiera...

Nunca he entendido qué criterio sigo a la hora de enamorarme... Creo que siempre elijo mal...

Enamorarse es un procedimiento totalmente irracional y sobre el que no tengo control, pero que siempre me encuentre con gente "problemática", me preocupa y mucho.

A mis 32 años, cada vez que pierdo la cabeza por alguien, me encuentro con los típicos:
- EL DEPRIMIDO: Acabo de salir de una relación de 1.000 años y no estoy preparado.
- EL RESENTIDO: Estoy muy jodido y no puedo olvidar a mi ex.
- EL RESABIAO: Ya he superado a mi ex, pero estoy tan cabreado con las mujeres que no quiero nada serio, sólo quiero hacer el mismo daño que he recibido en el pasado.
- EL VIVIDOR-FOLLADOR: No estoy preparado para una relación,  pero no me cierro a nada. Os traduzco esta: No quiero una relación, pero quiero follarte alguna vez, cuando esté aburrido, por pasar el rato...

Y en vista de todo lo que me encuentro por ahí, me doy cuenta que de nada sirve ser una buena persona, ni tener buenos sentimientos...  Eso sólo lo van a valorar tus amig@s, pero los tíos no!!!!

Puedes ser la mejor persona del mundo, ser mona, inteligente, simpática,...  Y ese chico que tanto te gusta pase de tu cara y pierda el culo por la chica que pasa de él,  la que tontea con varios a la vez, la que no se preocupa lo más mínimo...

En fin, de nada sirve tratar de ser una persona ejemplar, porque al final, a un chico le gustas o no le gustas, y eso nada tiene que ver con algo racional, son cosas que no se pueden explicar.

Pero si algo tengo claro es que yo soy como soy, con mis cosas buenas y con mis defectillos, y eso no va a cambiar por nada ni por nadie.

Sólo espero que, cuando tú me veas, cuando de verdad quieras... no sea yo la que ya no quiera, porque eso... me daría mucha pena.

Ariadna Giraldos Alfonsel - Mi rincón de pensar (En busca de la felicitat)


martes, 15 de marzo de 2016

LO QUE ES PARA TI, LLEGARÁ, ABRE LA VENTANA Y DEJA QUE FLUYA

¿¿¿¿Cuántas veces me ha pasado conocer a un chico, pensar que es genial como persona, que es guapo, inteligente, simpático... y un largo etcétera, pero que ahí se queda todo????

Vamos, que aunque es un "pack" genial simplemente lo vemos como un amigo y ya está.

¿¿No os ha pasado??

Porque a mí me ha pasado muchas veces y da mucha rabia.
Si con esa persona te llevas tan bien y encima físicamente te atrae, ¿por qué no siento nada más?

Pues esa pregunta (que aún no he podido resolver) me sirve para aprender que, esto mismo, nos pasa tanto a hombres como a mujeres y que es importante entender esto para evitar muchas preguntas estúpidas y autocríticas.
Quiero decir que, muchas veces conoces a alguien que a ti te parece perfecto y quieres más, pero igual la otra persona no siente eso mismo y hay que entenderlo.

El amor NO es algo que se pueda forzar, ESO es algo que pasa o no pasa, pero no puedes ni debes forzarlo. Y esto, querid@s, no significa que no 'valgamos' lo suficiente para la otra persona, es sólo que no siente ESO que ha de sentir... y ya está.

Así es que nada de preguntarse ¿qué es lo que no he hecho bien? o ¿qué problema tengo para no poder gustar a esa persona?, porque las cosas no funcionan así.

Cada persona es como es y estamos en constante evolución, eso significa que no sólo depende que cómo seamos, sino de en qué punto de nuestra vida nos encontremos. Todos los factores influyen en que estemos más o menos receptivos ante otras personas. Todos somos diferentes y a la vez especiales. Cada persona tiene su ritmo, hay personas que se enamoran a primera vista, hay otras que necesitan su tiempo, así como hay quien se desenamora de la noche a la mañana y quien necesita su tiempo de "duelo" para poder superarlo.

Así es que de nada sirve el victimismo, ni pensar que no somos lo suficientemente válidos, más bien se trata de entender que cada persona es un conjunto de circunstancias en las que no podemos influir directamente, pero que hay una persona en la que sí que podemos influir, y esa persona eres tú mism@.

Brillar es cuestión de actitud y cuando tienes tu mente abierta todo llega, sin necesidad de forzarlo.

Ariadna Giraldos Alfonsel - Mi rincón de pensar (En busca de la felicitat)


martes, 8 de marzo de 2016

Si te gusta, díselo!

No le digas nada todavía,
hazte el indiferente,
que parezca que eres fuerte,
que pasas de todo.
Acumulamos mariposas en el estómago
y risas tontas en los labios
pero a la hora de la verdad
jugamos con la indiferencia
creando estúpidas estrategias
para no mostrar nuestros sentimientos.
Pero, qué pasaría si fuéramos honestos,
nos dejáramos de tonterías
arriesgásemos el corazón y dijéramos:
"Me gustas y me gustaría seguir conociéndote" ?
¿Eso nos haría débiles?
NO.
Nos convertiría en auténticos valientes.

Feliz día de la mujer trabajadora

Por quien lo critica y hace algo para resolverlo.
Por quien alza la voz y lucha contra las diferencias.
Por quien no se queda en silencio y no se deja manipular.
Por todo el esfuerzo realizado. Por todo lo que queda por conseguir.
Por todas nosotras.
Que nada ni nadie decida por ti.
#FelizDíaDeLaMujer
#DíaDeLaMujerTrabajadora